Excelente valoración de lo que han sido los play off en general y, en especial, las conferencias de prensa.
Por Alejandro Ulloa en “Esquinas de Cuba”
Foto: Carolina Vilches
Foto: Carolina Vilches
Muchas lecciones –sigo yo con mis
lecciones– tienen por estos días los periodistas y el pueblo cubanos con
el Play Off final de la pelota. Antiprofesionales comentaristas
deportivos parcializados, decadencia del arbitraje –que no es que sea
malo, la cosa es aun peor: es el único que tenemos, algo parecido a
ETECSA–, evasivas y pésimas respuestas de directores de equipo y
atletas… y una lista más larga, que mi falta de especialización en el
sector me salva de enumerarlas.
Pero la mejor, a mi entender, es una:
desde que por buenísima idea de alguien se comenzaran a hacer las
conferencias de prensa en esta fase de nuestro campeonato nacional, los
directores de equipos y peloteros se enfrentan –al fin, aunque aun de
manera muy “delicada”– a lo que son y deben ser los periodistas en
cualquier sociedad: profesionales que inquieren sobre cualquier cosa sin
los paños tibios que tanto monstruo producen.
Tomaré los ejemplos más cercanos para
ilustrar mis ideas. Este fin de semana, Ariel Pestano; y el archivapuleado y
también mimado –en resumen, controvertido– Víctor Mesa, han dado
muestras claras de qué es la prensa en este país, para demasiada gente.
De las respuestas negadas de Pestano este
sábado, una de ellas a Sigfredo Barros, periodista deportivo del diario
Granma, creo que pueden sacarse una conclusión positiva y una negativa.
La primera, que la conferencia de prensa no es ni debe ser un acto
formal –como no debe ser nada que pretenda ser ejercicio del periodismo–
donde se pidan solamente “impresiones del partido” o “cómo se siente
luego de…”, o la repetitiva pregunta de “qué sentiste cuando…”. Las
conferencias de prensa son para preguntar “al duro y sin guante”.
La conclusión negativa, en cambio, viene
apadrinada por el irrespeto al que usualmente es sometida la prensa
cubana, ya no por funcionarios del deporte o atletas –aunque en estas lides son “olímpicas” las omisiones y faltas de respuestas–
sino que alcanza a todos los niveles institucionales del país, para
quienes los periodistas no tienen derecho a “preguntas incómodas” –y por
lo tanto no reciben adecuadas contestaciones–, y peor, han sido
acostumbrados a que los periodistas omitamos criterios propios, juicios,
valoraciones o esenciales análisis sobre el accionar de personas o
instituciones públicas.
De tres colegas y amigos villaclareños he
disfrutado sus preguntas, y casualmente –en serio, sin ironía–, fueron
dirigidas a Víctor Mesa. Luis Orlando Hernández, corresponsal de
Juventud Rebelde, cuando la victoria de Matanzas sobre Sancti Spíritus,
le preguntaba al manager de los cocodrilos sobre sus expectativas de una
final contra Villa Clara –bastante dividida en adeptos y contrarios a
Víctor luego de varios años de, sí, CONTROVERTIDA dirección de la nave
naranja–, y Víctor se bajó con una respuesta patriotera, prepotente.
La segunda pregunta vino de Naislet
Rojas, periodista de Telecubanacán y una de las mujeres –sin tontos
machismos– que mejor he visto conducir una revista deportiva. En el
juego del sábado, preguntaba por “el incentivo” –quizá emocional, quizá
de otra índole…, y sea cual sea tienen resultados y se ganan mis
aplausos– que han recibido los muchachos de Matanzas para pasar de los
sótanos del beisbol cubano a, en dos años, estar en una final. Las
respuestas: más evasivas; y por suerte rompió Naislet el hielo de
“pregunto, no me respondes lo que pregunté, me quedo callada” –puro
formalismo– y aclaró sus intenciones, llevándose al menos la coherente
respuesta de la disciplina y el trabajo continuado que realiza hoy
Matanzas.
Las terceras preguntas correspondieron al
comentarista deportivo de Telecubanacán, Duanys Hernández, sobre un par
de jugadas polémicas en el juego matancero; y las del periodista de
Bohemia, Dayán García, sobre los “abucheos” de los villaclareños a
Víctor. No hubo respuestas o fueron igual de desacertadas.
Y no se trata de si Víctor Mesa esto, o
si Víctor Mesa lo otro… Pestano, Moré y otros peloteros y managers han
probado en estos días, suficientemente, la decadencia de la relación
prensa-instituciones (en general) de que adolece hoy Cuba. Incluso, las
cuestionables acciones y opiniones de Víctor son el resultado de “un
sistema” en crisis, totalmente en crisis, que alcanza, además, a los
comentaristas deportivos que ya comienzan a –o terminan por– ser
increpados y demeritados por el público nacional.
Pero como final feliz de mis opiniones,
creo –ah, eterno optimista– que lo que hoy ocurre en el Play Off final
de la Pelota Cubana puede ser un pequeño –aun pequeñísimo– germen de
esas nuevas relaciones –nunca de dependencia ni sumisión– de la prensa
con las instituciones. Incluso –ah, grandísimo y genial optimista– quizá
y hasta puedan generar, un día de estos, no muy lejano, necesariamente
cercano, puede ser, que el Presidente de la República conceda
conferencias de prensa a los periodistas cubanos, o dé entrevistas…
Lo cierto es que la cosa está que arde
entre Villa Clara y Matanzas (en la pelota), y el morbo caldea los
ánimos y pone buena sazón al más grande espectáculo nacional. Pero con
esta letanía que últimamente canto, saquemos lecciones de lo vivido, o
estaremos pecando, cuando menos, de incautos; cuando más, bueno, eso lo
dirá usted…
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