Yo comencé a escribir mi blog desde el 2004. Pero no sé por qué razón relacionada con su asociación a la cuenta en Google, de buena a primeras no pude abrirlo más; y aunque intenté hacerlo en Wordpress, solo publiqué unos cuantos trabajos.
Pensé que la Copa Mundial de fútbol era un buen pretexto sin embargo para reinaugurarlo; sin embargo, una vez más el tiempo se interpuso entre este ejercicio y yo. El tiempo nunca me alcanza, y cuando me siento a escribir frente a la plantilla de Blogger siento se lo estoy robando a tantas otras cosas que me quedan por hacer. Es 24 horas diarias no son suficientes para trabajar, atender los hijos y la casa y, además, escribir esta especie de diario digital.
Categoría física o cuarta dimensión, para unos. Verdugo, el que no perdona, el implacable; para otros. O como dijera Pablo Milanés en su canción: el que pasó.
El tiempo se escapa, se escurre, nos juega malas pasadas. Nunca estamos conformes con su andar. Cuando no pasa muy rápido, va demasiado lento. Cuanto más queremos alargarlo, más se nos acorta. Y hasta da risa oírnos a cada rato decir que se terminó, cuando él nunca se acabará.
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