Por M. H. Lagarde - Reblogueado desde Cambios en Cuba
Varios
sitios y blogs anticubanos del sur de la Florida y España han divulgado
en Internet por estos días una campaña de solidaridad a favor del
músico rockero Gorki Águila. ¿El motivo? El presunto músico es acusado,
nuevamente, por posesión de drogas.
El juicio debió celebrarse el pasado martes 11 de febrero, pero fue suspendido por solicitud de su abogada.
Esta
historia comienza el 29 de septiembre de 2013, cuando Gorki Águila
regresó al país procedente de México, siéndole detectadas y ocupadas, en
la vía pública, 2 tabletas de Tradea, medicamento considerado como un
estupefaciente según Naciones Unidas. Esta “actuación” desarrollada en
la vía publica forma parte ya de su extenso currículum judicial.
En
la causa No.473 del 2003, el líder de la banda “Porno para Ricardo”,
es sancionado, por primera vez a cuatro años de privación de libertad
por tráfico de drogas. Tras cumplir sus dos primeros años en un
establecimiento penitenciario de la provincia Pinar del Río, es liberado
por buen comportamiento.
En el 2007, Águila es advertido
oficialmente por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) debido a
alteración del orden e incitación a la desobediencia. En esta ocasión su
“actuación” consistió en manifestarse de manera irreverente y
despectiva, durante una actividad pública contra funcionarios de la
“Asociación Hermanos Saiz” (organización que reúne a los más talentosos
artistas jóvenes cubanos).
Un año después, debido a sus
antecedentes y su desajustada conducta antisocial, las autoridades del
orden le abrieron un expediente de “peligrosidad” realizándosele juicio
público siendo sentenciado al pago de una multa de 600.00 CUP.
Ahora,
y a propósito de su último performance como “epiléptico”, tanto Gorki
como sus partidarios en Internet aseguran que la acusación por posesión
de drogas “es un nuevo intento para silenciarlo y buscar un pretexto
para meterlo preso".
El plural utilizado por Gorki y sus
defensores engloba a los llamados opositores cubanos mantenidos por la
USAID. Conocidas son las relaciones del artista con los mercenarios de
nueva generación como Antonio Rodiles, director del proyecto CIA estado
de SATS o la bloguera de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La
Habana, Yoani Sánchez.
Resulta interesante que en encuentros
donde ha sido invitado este "acosado artista”, se aprecia consumiendo
drogas. He aquí la evidencia.
También
se sabe de sus apariciones en las televisoras de la mafia anticubana de
Miami, el único lugar del mundo donde este “músico” es aplaudido como
“artista” por sus obscenidades rimadas, con fondo de guitarra, contra la
Revolución.
En entrevista publicada en el sitio
contrarrevolucionario “Diario de Cuba”, este “músico”, quien desde que
tiene juicio pendiente se ha convertido, de pronto, en una persona
“decente” e incluso hasta “inteligente”, intenta por todos los medios
darle una connotación política a su problema de adicción a las drogas y
el alcohol:
“Castro nunca ha podido admitir que sus oponentes
puedan ser enemigos dignos y que posean un cuerpo de principios morales
más elevados; su actitud siempre ha sido la de no reconocer a los
opositores y por lo tanto desestimarlos”.
La declaración
anterior clasifica como el mejor chiste nunca antes cantado por la
banda “Porno para Ricardo”. Si Gorki Águila es un “enemigo digno” con
“un cuerpo de principios morales”, sus vecinos, -por desgracia para
ellos, consideran que el único público con que cuenta en Cuba- son
miembros de una irreverente banda punk a punto de realizar alguna
revolución de color a favor del Socialismo.
¿Se podrá llamar
“músico defensor de la libertad de expresión” a una persona que dentro
de su propia vivienda posea textos a favor de la pornografía y utilice
palabras obscenas en sus canciones?
Veamos este video que habla por si solo de quién es el “moralista” protagonista de esta historia.
Pero
para que no quepa duda “Cambios en Cuba”, conversó con algunos vecinos
de esta “estrella mediática”, quienes aseguran haber agotado todos los
métodos de convencimiento existentes para que Gorki Águila deje de
torturarlos con su errática "música”.
A inicio de este año, Blas
Hernández Suarez, médico y vecino de este “músico”, realizó una
denuncia en su contra ante el MINJUST, el MININT y el CITMA, por las
molestias que le ocasiona el ruido durante los ensayos y grabaciones en
el estudio que, “el artista defensor de los Derechos Humanos”, ha
construido en su apartamento sin el debido permiso de la Dirección
Municipal de la Vivienda y Arquitectura.
Para Fernando González,
Gorki Águila, es un seudoartista, que se considera defensor del libre
pensamiento, pero emite criterios y juicios públicos sobre personas de
la comunidad que no comparten su opinión y se toma además la atribución
de publicarlos en medios “alternativos”.
Es un visidente (alguien
que disiente por la visa) y su “obra artística” es su mayor enemigo,
asegura Fernando, quien reside en el mismo edificio de Gorki.
“Las
casas vibran del sonido tan intenso que bafles profesionales, diseñados
para espacios abiertos son utilizados en un edificio multifamiliar
donde es necesario el descanso”, apuntó González.
Heidi Grau
Verde, otra vecina, declara que sus canciones contienen “palabras
abyectas y algunas hasta agreden nuestra identidad cultural. Así lo
demuestra una de sus composiciones que dice más o menos así: me defeco
en la Patria, me defeco en la bandera cubana…”
“Es un tipo
vulgar, irrespetuoso y opuesto a todos los principios humanos, que no
sirve ni para la contrarrevolución”, asegura Rufino León Lazo, otro
vecino de la comunidad.
Jesús Félix Morales afirma que, además
de la invasión sonora y las malas palabras de las letras de sus
canciones, muchos vecinos del edificio de Gorki también son víctimas de
su comportamiento inmoral y repugnante.
“Algunas mujeres se han
quejado que, cuando salían a tender la ropa, Gorki se masturbaba en el
balcón y les mostraba sus partes más íntimas. Tan es así que una de las
vecinas para evitarles problemas a sus hijos, decidió mudarse”.
Pero,
sin dudas, la peor acusación contra este rockero cubano es la campaña
solidaria (#freegorki) desatada para liberarlo que por estos días se
estrena en la red. Sus defensores confirman de este modo la culpabilidad
de alguien que todavía no ha sido enjuiciado.
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