Los contrarrevolucionarios cubanos parecen estar muy
cómodos en el rol de acosados y víctimas. El más reciente episodiodemostrativo implica a uno
de los recién ingresados que trata de ganar puntos en el escalafón y en
consecuencia en la nómina a base de hechos dudosos.
La semana pasada hicieron pública una
grabación en la cual, supuestamente, se escuchaba a dos funcionarios de
la Dirección de Emigración de Cuba negarle la salida del país al mencionado miembro de
unos de esos grupos anticubanos del oriente del Archipiélago.
Para redondear al personaje, se presenta al implicado como
un “joven serio y educado que goza de elevado prestigio en su comunidad”, sobre
lo cual en este minuto vamos a concederle el beneficio de la duda. Sin embargo
ese mismo instinto conduce a cuestionar la autenticidad del audio publicado.
Bajo el manto de no haber sido grabadas en las condiciones
adecuadas, no hay manera cierta o irrefutable de saber si efectivamente las
voces corresponden a las personas que dicen o que el archivo original no fue
alterado. Extrañamente los parlamentos más útiles a los fines políticos del
show en ciernes son los que fueron subtitulados.
En resumen es más un monólogo propagandístico donde el
protagonista se explaya en un discursos que suena a preparado con sumo cuidado.
Más allá de esta arista clave, no es muy verosímil tampoco
que las autoridades cubanas vayan a negarle la salida del país a un ciudadano como
este cuando otros mucho más publicitados en los circuitos mediáticos
internacionales han viajado por Europa y Estados Unidos con entera
tranquilidad. De hecho todavía hay quien se espera la visita de uno de ellos al
poblado de la Higuera en el este de Bolivia pues en sus 15 minutos de fama manifestó
allí era a dónde primero iría cuando pudiera viajar al exterior.
¿O será que están preparando algún tipo de show mediático en
algún aeropuerto internacional? Veremos.
Aunque a decir verdad es un esquema consistente con argumentos
hechos justamente para quienes estén dispuestos a conformarse con oraciones
simples que no convencerían a ningún periodista medianamente informado sobre la
realidad cubana.
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