José Luis Rondón - Tomado de 26Digital -
Desde que salimos de Cuba, sabíamos el riesgo al cual nos exponíamos,
pero no había motivos para titubear. Estamos formados y hechos para
asumir cualquier tarea. La preparación recibida constituye una fortaleza
para poder desempeñar nuestra labor.
Hemos atendido a los pacientes
cumpliendo a cabalidad cada una de las orientaciones y con la esperanza
de salvar vidas porque no hay regocijo mayor, ni satisfacción mayor que
la recuperación total de cada enfermo.
No puedo dejar de pensar que todo el valor humano aprendido en estos
años de Revolución lo hemos puesto a disposición de la triste y
devastada África y seguros estamos que el éxito será rotundo. Mientras
existan problemas de salud en el mundo allí estaremos los médicos
cubanos.
El día que conocimos la noticia de que Félix había enfermado de ébola
fue algo impactante para toda la Brigada, experimentamos ese
sentimiento de conmoción inherente a los hombres que sufren y padecen
por el dolor ajeno, pero por otro lado reflexionamos y compartimos el
criterio de que Félix Báez Sarría está dotado de convicciones y valores
profundos y estos fueron los que nos sirvieron de aliento para seguir
adelante.
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