Los 100 metros: el reto más complicado |
A diferencia de muchos, tanto especialistas como aficionados, no me tomó por sorpresa que Usaint Bolt se alzara con el triplete dorado en el Campeonato Mundial de Atletismo, a punto de concluir en el majestuoso Nido de Pájaro de la capital China, que ya lo había visto conseguir esta hazaña -con plusmarcas del orbe- en los Juegos Olímpicos de 2008.
Más de una temporada apenas sin competir por lesiones y una "armada norteamericana" encabezada por Justin Gatlin en plenitud de forma, hicieron que en los pronósticos se redujera el favoritismo del bólido jamaicano, sobre todo en el hectómetro.
Pero no había que subestimar al campeón vigente, que ya había anunciado días antes: “Que nadie olvide, yo soy el hombre de las grandes ocasiones”.
Nunca tuve dudas de su victoria, ni siquiera cuando el tropezón en la arrancada de la semifinal de los 100 metros puso en peligro su presencia en la final que paralizó a millones de personas, pendientes del resultado.
Nunca tuve dudas de su victoria, ni siquiera cuando el tropezón en la arrancada de la semifinal de los 100 metros puso en peligro su presencia en la final que paralizó a millones de personas, pendientes del resultado.
Desde que Bolt anunció su presencia en la justa, poco de antes competir en el meeting atlético de Londres, estuve completamente segura de que una vez más sus rivales tendrían que competir por la plata y el bronce, porque las medallas doradas de los 100, 200 y el relevo corto ya tenían un seguro ganador.
La batalla más encarnizada sería la del hectómetro, para la que Estados Unidos había reunido una representación de lujo con Rodgers, Bromell y Gay, además de Gatlin. Pero Bolt, ubicado al centro de los cuatro norteamericanos, destrozó los vaticinios y las esperanzas de Justin Gatlin, que desesperado por aventajar al casi invencible jamaicano se tiró adelantado, a unos cinco metros de la meta.
Usaint ganó su noveno título en campeonatos mundiales con el mejor crono de la temporada: 9.79; a solo una centésima de Gatlin. Otra vez sus admiradores pudimos disfrutar del ya también legendario gesto del relámpago, flecha o arquero, como indistintamente se le identifica.
Los primeros 100 metros le aseguraron la victoria |
Para hacer mayor aún la leyenda solo faltaba que los reggae boys se impusieran nuevamente en el relevo 4x100. Como siempre, Bolt se encargaría de cerrar la posta, reforzada en esta ocasión con la presencia de Asafa Powell.
El desenlace ya todos lo conocen. Jamaica se coronó, deteniendo los relojes en 37.36 segundos, récord para la competencia. En el tramo final, Usain Bolt le sacó casi cuatro cuerpos de ventaja a Rodgers, último corredor del equipo norteamericano, a la postre descalificado por la entrega ilegal del testigo, precisamente en el cambio Gay-Rodgers.
La leyenda "boltiana" se acrecentó con el triplete en Beijing. Ahora solo nos queda esperar por un nuevo - y quizás último capítulo - en las Olimpíadas de Río de Janeiro, el año próximo.
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