Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y
dueños, cuyas huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a
los buscadores de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y bochornosa
de explotación cuyos vestigios se pueden divisar desde el aire en muchos
lugares del país.
El turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las
delicias de los paisajes y saborear las exquisiteces alimentarias de nuestros
mares, y siempre que se comparta con el capital privado de las grandes
corporaciones extranjeras, cuyas ganancias si no alcanzan los miles de millones
de dólares per cápita no son dignas de atención alguna.