El tema de los derechos humanos (DDHH), dentro del contexto de las
relaciones Cuba-EE.UU., ha reaparecido en vísperas de la visita del presidente
Obama a la Isla. El 2 de marzo, en Ginebra, Antony J. Blinken, secretario de
Estado adjunto del Departamento de Estado de los EE.UU., emitió una Declaración
Nacional en el Consejo de DDHH de la ONU, donde se refirió a varios países que son
siempre el blanco de las acusaciones de los EE.UU. por supuestas violaciones de
los DDHH, como China, Rusia y Venezuela.
Como de costumbre, Cuba también fue mencionada. En relación al citado país,
la declaración de Blinken indicó:
“En Cuba estamos cada vez más preocupados acerca
de las detenciones breves de activistas pacíficos por parte del gobierno, que
alcanzaron cifras récord en enero. Exhortamos al gobierno cubano abandonar esta
táctica de acallar protestas pacíficas. En unas semanas el presidente Obama
realizará una visita histórica a Cuba y destacará que sería mejor para el
pueblo cubano que existiera un ámbito donde la gente se sienta libre de escoger
sus partidos políticos y líderes, expresar sus ideas, y donde la sociedad civil
sea independiente y se le permita prosperar”.
La respuesta de Cuba
El jefe de
la delegación cubana en el Consejo de Derechos Humanos, Pedro Núñez Mosquera, que
ocupa el cargo de Director General de la División de Asuntos Multilaterales y
de Derecho Internacional en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, no
se sintió intimidado en lo más mínimo por la superpotencia. Desde 1959, Cuba ha
tenido una larga historia de defensa de sus intereses en todos los foros
internacionales y aunque es un país pequeño, su voz es muy respetada
internacionalmente. En Ginebra, Nuñez Mosquera invirtió la ecuación a los
Estados Unidos acusándolo de ser responsable de graves violaciones de los
derechos humanos, incluyendo discriminación racial, violencia policial,
persecución de inmigrantes, y la práctica de la tortura que se lleva a cabo en el
centro de detenciones en la provincia de Guantánamo. Además de afirmar que Estados
Unidos es responsable de violaciones de los derechos humanos del pueblo cubano
debido al bloqueo
contra la Isla.
La
declaración del secretario adjunto Blinken, en nombre de la administración de Obama,
se destaca por ser otro intento de interferir en los asuntos internos de Cuba.
Sin embargo, por el momento, dejemos esto a un lado para ocuparnos de sus
acusaciones contra Cuba.
Activistas pacíficos y protestas
Blinken
acusa a Cuba de arrestar temporalmente a “activistas pacíficos” como parte de
una estrategia de “reprimir la protesta pacífica”. El vocablo “pacífico” es
arbitrario. Por ejemplo, a los afroamericanos y sus aliados que se manifiestan
en los Estados Unidos contra los asesinatos de ciudadanos afroamericanos por parte de la
policía, se les cataloga como violentos y se les tilda de delincuentes. Sin
embargo, en enero y febrero de 2016, cuando individuos armados de derecha en
Oregón ocuparon una agencia federal, el gobierno y los medios de prensa se refirieron
cortésmente a los ocupantes como “manifestantes” y “milicia”. El vocablo “milicia”
les da un manto de legitimidad a esas personas armadas. Nunca se los categorizó
en forma condenatoria de ser violentos.
En América
Latina se aplica el mismo doble rasero. En la Declaración Nacional, el Departamento de Estado
de los EE.UU. exigió a Venezuela la liberación de dos personas encarceladas
pro Estados Unidos. En forma respetuosa se refieren a ellas como “líderes de la
oposición”. Sin embargo, esas personas fueron responsables de actos contra el
orden constitucional en los cuales resultaron 43 muertos y más de 800
lesionados. Por lo tanto, EE.UU. está lejos de ser un referente en el
tratamiento de protestas pacíficas o violentas.
En el contexto cubano, las
personas a quienes se refiere EE.UU. no pueden ser consideradas simplemente
como “manifestantes pacíficos”, principalmente porque, directa o indirectamente,
son mercenarios a sueldo de los Estados Unidos. Su objetivo, anunciado
públicamente, es el cambio de régimen en Cuba. En esencia, se proponen asfixiar
a la Revolución Cubana, que es la garantía de su soberanía. Esto significa
convertir a Cuba en una neo colonia “de facto” de los EE.UU., haciéndola segura
para el capitalismo. A su vez, la independencia de Cuba conlleva la
salvaguardia y protección de la Revolución Cubana, cuya misión es luchar sin
cesar para desarrollar y mejorar su socialismo.
En consecuencia, el cambio
reaccionario que buscan los “manifestantes pacíficos” es una ruptura del orden
constitucional cubano para satisfacer los intereses de los Estados Unidos. Por
lo tanto, por su propia esencia, este objetivo es violento y pretende el
quebrantamiento del rumbo que la inmensa mayoría del pueblo cubano ha tomado
desde 1959. Es irrelevante por tanto, si esos individuos eran o no violentos
cuando fueron detenidos. Cuba tiene sobrado derecho a defenderse de los
esfuerzos coordinados de la “oposición” financiada por los EE.UU. y de los
medios masivos de prensa para alentar un cambio de régimen en Cuba.
Selección de
partidos y líderes políticos
En su declaración,
el secretario adjunto
Blinken resalta además que, uno de los objetivos de la visita de Obama a Cuba
en marzo, es enfatizar “el pueblo tiene la libertad de escoger sus partidos políticos
y sus líderes políticos”. Estados Unidos está cegado por su pensamiento único
de partidos políticos, elecciones y su sistema político “multipartidista”. Los
cubanos tienen un sistema totalmente diferente.
El proceso
cubano fue el resultado de la Revolución y una característica esencial de la
misma se origina en la tradición que emerge de las guerras independentistas de
la segunda mitad del siglo XIX contra los colonizadores españoles. Un
ingrediente principal fue y sigue siendo, la necesidad de un fuerza política
unificadora para guiar a la Revolución.
El Partido
Comunista de Cuba nació de una combinación de fuerzas políticas cuyos
integrantes arriesgaron sus vidas para derrotar la sangrienta dictadura de
Batista en el decenio de 1950 que
recibió el apoyo de los EE.UU.. Los cubanos escogieron a su principal fuerza
política, y por supuesto, a sus líderes en ese decenio al triunfo de la
Revolución en 1959. Además, en ese periodo y desde
entonces, millones de cubanos han decidido ser parte de esa Revolución, en
lugar de permanecer al margen “escogiendo líderes” de acuerdo a la idea
preconcebida de los Estados Unidos sobre el liderazgo. El papel de esa fuerza
política unificadora está enraizado en la Constitución de Cuba, a cuya
redacción contribuyó el pueblo en reuniones de base. En 1976, en el referendo
sobre la Constitución, votó el 98% del electorado y el 97.7% la aprobó.
El sistema
político cubano permite además otros canales legales formales para que el
pueblo pueda votar por sus líderes. Hay que insistir en que no se ajusta al
pensamiento único
estadounidense. Cuba no se rige por un sistema presidencial como el que
existe en los Estados Unidos y en otros países.
Acerca de liderazgo
cubano: Raúl Castro
Tomemos como
ejemplo a Raúl Castro de acuerdo a una descripción muy resumida de algunos
pasos previos a su elección como Presidente del Consejo de Estado y del Consejo
de Ministros. En las elecciones generales de 2013, fue electo diputado, para la
Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (Parlamento), de un municipio en
Santiago de Cuba, su provincia de origen. Aun cuando haya un solo candidato por
escaño, el candidato necesita 50%, por lo menos, del voto popular.
En las
elecciones generales de 2013, Raúl Castro recibió
98.04% del voto. Este porcentaje fue uno de los más altos entre los 612
diputados elegidos.
Para elegir a los líderes después de las elecciones, los Diputados emiten
sus puntos de vistas individualmente y en privado.
Como resultado de esta consulta, la Comisión de Candidaturas Nacional
confecciona una lista de candidatos para el Consejo del Estado, incluyendo su
presidente. La nueva legislatura electa se reúne como por ejemplo, lo hizo el
24 de febrero de 2013, para escoger los líderes entre los diputados, mediante
voto secreto. No es el objetivo de este artículo mencionar más detalles y
análisis de cómo ocurre esta elección y las elecciones generales. Sin embargo,
así es como Raúl Castro fue elegido Presidente del Consejo de Estado (y por lo
tanto, del Consejo de Ministros). Este papel se ejerce por ser un miembro de
esos consejos colegiados y colectivos. A su vez, esas entidades dependen del
Parlamento.
Acerca del liderazgo cubano: Fidel Castro
Además, un país que se forjó en la Revolución tiene sus
propios estándares para los líderes. Tomemos otro ejemplo: A Fidel Castro se le
conoce como el Líder histórico de la
Revolución Cubana. En el preámbulo de la Constitución aprobada por el pueblo, la Carta Magna reconoce que la Revolución es “encabezada por Fidel Castro”. Esté o no en la Constitución, el hecho es que él es el Líder histórico de la Revolución Cubana, y es reconocido como tal, por la inmensa mayoría del pueblo cubano.
Revolución Cubana. En el preámbulo de la Constitución aprobada por el pueblo, la Carta Magna reconoce que la Revolución es “encabezada por Fidel Castro”. Esté o no en la Constitución, el hecho es que él es el Líder histórico de la Revolución Cubana, y es reconocido como tal, por la inmensa mayoría del pueblo cubano.
Estos simples hechos acerca de los líderes de Cuba parecen no despertar
interés en las esferas gobernantes de Estados Unidos.
“Sistemas presidenciales” de Venezuela, Bolivia y Ecuador
En todo caso, la presión ideológica/política de Washington para que el
pueblo elija a sus líderes es arbitraria. Por ejemplo, desde un punto de vista
superficial, se puede decir que Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen “sistemas
presidenciales”. No obstante, EE.UU. no reconoce realmente como presidentes a
los líderes electos directamente, incluyendo Nicolás
Maduro, Evo Morales y Rafael Correa. Por el contrario, trabaja incesantemente
para el cambio de régimen y derrocar a esos líderes electos y a todo lo que
ellos defienden. Por lo tanto, tiene una posición errática en lo referente a
líderes, que es manipulada para servir sus propios intereses.
“Sociedad civil” en Cuba
En Ginebra, EE.UU. presentó también su requisito para Cuba de que la
“sociedad civil deber ser independiente”. De acuerdo a su fórmula, los Estados
Unidos, en el contexto de la inminente visita de Obama a Cuba, reconoce a los
“miembros de la sociedad civil, incluyendo los que con seguridad se oponen a las políticas
del gobierno cubano”. Se puede preguntar a EE.UU, si es que logra éxito en
ganarse la voluntad de esos individuos para la política estadounidense, que es obviamente
su pretensión, ¿no se consideraría un hecho que ellos ya no serían
independientes? Por el contrario, serían más dependientes aún de los Estados
Unidos que antes de la visita de Obama. Según la opinión de EE.UU., si la
sociedad civil actúa en armonía con el proceso político cubano, entonces no es
independiente. Sin embargo, si actúa de acuerdo con los Estados Unidos, reciben
credenciales de buena fe de ser independiente.
Mejorando el sistema político cubano
La consideración de los temas mencionados previamente acerca del sistema
político cubano, no quiere decir que no exista espacio para mejorarlo. Sin
embargo, los cubanos que discuten este tema no necesitan
consejos de los Estados Unidos. Es la potestad del pueblo cubano hacer los
cambios que crea necesarios. Por ejemplo, el 14 de agosto de 2015, durante una
conferencia de prensa conjunta concedida por John Kerry, Secretario de Estado
de EE.UU., y por Bruno Rodríguez Padilla, Ministro de Relaciones Exteriores
de Cuba, un reportero hizo una pregunta a Bruno Rodríguez acerca de la
democracia en Cuba. Él respondió:
“Yo me siento muy cómodo con la
democracia cubana que a su vez tiene cosas perfectibles, tal como trabajamos
hoy activamente a partir de los procesos relacionados con la actualización de
nuestro modelo económico y social socialista”.
La necesidad de renovar ideológica y políticamente el sistema político es
parte de la lucha a vida o muerte para realizar transformaciones en el sistema
socioeconómico de Cuba, a pesar del bloqueo agobiante y de otros factores de
carácter interno. Este es y será el camino propio de Cuba.
*Arnold August, Periodista y
conferencista canadiense, el autor de los libros Democracy in Cuba and the
1997–98 Elections y más recientemente, Cuba y sus vecinos: Democracia en movimiento. En Twitter: @Arnold_August Su sitio web: www.lademocracia.com
Artículo traducido por Franklin Curbelo.
Fuente original en inglés: Global Research
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