El cierre de la prisión de Guantánamo y la devolución de la Bahía de Guantánamo a Cuba es uno de les temas más candentes en las relaciones Cuba-EE.UU. Cobra aún mayor importancia conforme se avecina el viaje de Obama a Cuba del 21 al 22 de marzo.
El 23 de febrero de 2016, el Presidente Barack Obama anunció, mediante una declaración de prensa redactada de antemano, que está tomando medidas, por intermedio del Congreso, para cerrar el infame recinto en Guantánamo. No contempló la posibilidad de usar su poder ejecutivo para hacerlo. No invitó preguntas de los periodistas quienes posiblemente hubieran planteado este asunto.
¿En qué consiste esta opción de poder ejecutivo?
Thomas B. Wilner es uno de los abogados más importantes en Estados Unidos en materia del asunto de Guantánamo. El 23 de febrero de 2016 se publicó en Cuba Debate una entrevista oportuna entre Wilner y la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde. En respuesta a su pregunta sobre la posibilidad de que Obama pudiera usar su poder ejecutivo para cerrar definitivamente la prisión aunque el Congreso se opusiera al plan, Wilner dijo:
“No está absolutamente claro si hará esto. Creo que él
tiene el poder, como Presidente, para cerrar la prisión de Guantánamo y transferir
a los detenidos a los EE.UU., incluso si el Congreso se opone. Creo que tiene ese poder”.
“Algunos sostienen que la prohibición por parte del
Congreso de los traslados de Guantánamo a Estados Unidos impide el cierre sin
la aprobación del Congreso. Pero eso no es cierto. Con arreglo al Artículo II
de la Constitución,
el presidente tiene la autoridad
exclusiva de determinar en qué instalaciones han de mantenerse a los detenidos
militares. Obama tiene la autoridad de
actuar. La debería usar…. Cabe
preguntarse si el Congreso le puede indicar al presidente dónde hay que alojar
a los detenidos militares. La respuesta es un rotundo no. No es necesario
aceptar una interpretación particularmente amplia de la autoridad ejecutiva -
mucho menos la perspectiva tan amplia de la administración Bush de que el
presidente tiene “control exclusivo y casi sin límites sobre el destino de los
soldados y agentes enemigos capturados en tiempos de guerra” (una aseveración
extravagante con la que nosotros no estamos de acuerdo) —para darse cuenta de
que las restricciones impuestas por el
Congreso son anticonstitucionales.”
Un posible factor a tomar en cuenta tiene que ver con la política doméstica. Se ha hablado mucho del legado de Obama. Olvidémonos, por el momento, de la idea de un legado considerado por otros como negativo. Posiblemente no se ha hecho suficiente hincapié en la importancia de una victoria por parte del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016. Esta es una condición indispensable para asegurar la credibilidad de un patrimonio positivo. En el caso de Obama, una victoria republicana pondría en tela de juicio su legado. Si sus políticas y acciones ni siquiera pudieran resultar en que su partido elija al siguiente presidente o presidenta entonces ¿qué valor tendría su patrimonio en el contexto más amplio de la política estadounidense?
Por ejemplo, el Partido Republicano de George W. Bush perdió las elecciones presidenciales en 2008. Por consiguiente, aunque el potencial de un legado positivo era mucho menor que el de Obama, cualquier posibilidad de una contribución positiva fue eliminada. George W. Bush se quedó esencialmente con su hermano candidato Jeb Bush repitiendo en la fase final de su campaña que ¨George W. Bush había sido “un gran presidente” y que su padre, George H. W. Bush era “el mejor hombre sobre la tierra”. Poco después Jeb Bush tuvo que abandonar la campaña por no contar para nada con el apoyo de los Republicanos.
El Congreso dominado por el partido Republicano se opone terminantemente al cierre de la prisión de Guantánamo aun cuando algunos republicanos individuales están a favor de cerrarla. Así pues, al rehusarse a usar su poder para cerrar Guantánamo y depender más bien completamente del Congreso dominado por los Republicanos, Obama puede echarle la culpa al Congreso por bloquearlo. Siguiendo esta lógica, el candidato presidencial Demócrata sería visto en forma positiva mientras que el candidato Republicano quedaría mal parado.
Estas cortinas de humo (es decir, culpar a los republicanos) se usan también con respecto a levantar el bloqueo contra Cuba. En el Discurso sobre el Estado de la Unión de enero de 2016, Obama pidió al Congreso que levantara el bloqueo. Bien sabe que por el momento el Congreso no votará en este sentido, aunque hay un creciente apoyo —incluyendo por parte de algunos republicanos— para eliminar este obstáculo al intercambio, comercio y viajes. Sin embargo, si bien insiste que el Congreso levante el bloqueo, Obama no ha usado los ingentes poderes ejecutivos con los que cuenta para implementar las muchas medidas que harían que buena parte de ese bloqueo quedara inoperante. De hecho, en el período de 2015-2016, algunas compañías fuera de los Estados Unidos han sido multadas por violar el bloqueo. ¿Cambiará Obama de rumbo y usará sus poderes para mitigar los efectos del bloqueo sobre el pueblo cubano? Posiblemente lo haga antes de y durante su estancia en Cuba del 20 al 21 de marzo de 2016.
Otro aspecto que pudiera tomarse en cuenta relativo a su renuencia a usar sus potestades para cerrar la prisión de Guantánamo está relacionado con su viaje a Cuba, seguido por su visita a Argentina. En muchas ocasiones Obama ha indicado, de 2014 a la fecha, que su política con respecto a Cuba estaba diseñada para mejorar las relaciones con América Latina. El tramo argentino de su viaje de 2016 a América Latina, tras su visita a Cuba, es un elemento clave de este plan. Esto lo confirmó Ben Rhodes, Vice asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para Comunicaciones Estratégicas y Redacción de Discursos.
No se puede subestimar el daño hecho por Guantánamo a la credibilidad de los Estados Unidos relativo a los derechos humanos, especialmente en América Latina. Siendo América Latina una región altamente politizada, muchos países han sufrido bajo los dictadores impuestos por los Estados Unidos dispuestos a torturar y cometer asesinatos para permanecer en el poder. Uno de estos países es Argentina. Quizás la Casa Blanca tiene que tomar esto en cuenta. De por sí las Abuelas de Plaza de Mayo —parientes víctimas de estas atrocidades— están planeando una manifestación contra la visita de Obama. El prestigio de este movimiento de la Plaza de Mayo es tan elevado que el Presidente Macri ya ha tenido que reunirse con los organizadores el 23 de febrero de 2016 para tratar el tema de las quejas ciudadanas sobre los métodos dictatoriales de Macri.
Este tipo de actividades en Buenos Aires puede tener repercusiones en otros países de América Latina, cuyas poblaciones también tienen una perspectiva muy negativa sobre el respeto de los derechos humanos por parte de los Estados Unidos. El volar a Argentina con la carga pesada de Guantánamo sobre las espaldas definitivamente hubiera no ayudado a Obama en lo que se refiere al pueblo, aunque el recién electo gobierno de derecha de Argentina no tiene recelo alguno con respecto a Guantánamo. Quizás Obama piense que puede llegar a Argentina con la cabeza alzada portando su declaración del 23 de febrero como insignia: su tentativa de cerrar Guantánamo a pesar de la oposición por parte del Congreso.
Puede haber otros factores, además de los mencionados anteriormente, que pueden estar contribuyendo a su rechazo a cerrar Guantánamo. Dejemos que otros expresen su opinión sobre este tema tan importante, para presionar a Obama a que cierre la prisión y devolver la Bahía de Guantánamo a Cuba.
*Arnold August
Publicado en inglés por Global Research
Traducción: A. Loría
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