El equipo dirigido por Pablo Civil, líder indiscutible de toda la etapa clasificatoria, conquistó la semifinal ante unos Tigres avileños, crecidos por su solitaria victoria de la noche anterior, aupados por su públicó que desde las gradas del "José Ramón Cepedero" hizo todo lo posible por amedrantarlo.
La estrecha ventaja del marcador, 4-3, da la medida de la encarnizada batalla, no solo del quinto y último juego, sino de cada uno de los desafíos entre los tres veces monarcas nacionales y "los advenedizos tuneros", que desde el campeonato anterior están destrozando cábalas, conjeturas, predicciones, ganándose a "golpe de hacha" o a "palo limpio" la admiración de los aficionados a lo largo de la Isla, atizando la pasión por nuestra pelota.
En verdad fueron definitorios el jonrón de Alarcón, y el par jits de Quiala y larduet en el séptimo que se combinaron con el error de Colás para romper el abrazo a tres carreras; así como la valentía de Yera y Yoalkis desde la lomita. Pero hay que reconocer la entrega de todos y cada uno los que pisaron el terreno en busca del boleto a la final, antesala de la lucha por el anhelado trofeo de CAMPEÓN.
Seguramente serán verdaderas batallas campales las que se librarán en los terrenos del "Mella" y el "Sandino" a partir del sábado, cuando en duelo inédito Los Leñadores de Las Tunas y los Azucareros de Villa Clara -quienes sí conocen las mieles del triunfo- se enfrenten por el título.
Pero esa es una historia aún por escribir.
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