jueves, 16 de junio de 2011

En Las Tunas: ¡un molino de piedras!

Nené, esposa de José, muestra cómo funciona el molino.
Arroyo Blanco es una pequeña comunidad rural situada en los límites entre las provincias de Las Tunas y Holguín, en el municipio de Jesús Menéndez, antigua Chaparra.

De visita allí, me preguntaron si alguna vez había visto un molino de maíz de la época de “los indios”, y al responder negativamente me invitaron a conocerlo. Por supuesto que mi curiosidad despertó ante la posibilidad de descubrir en pleno siglo XXI un objeto con 500 años de existencia.

El Molino

José Balada es el octogenario  el dueño del curioso artefacto que, me contó, perteneció a su bisabuelo. Él no recuerda que en su casa el maíz se moliera con otro instrumento. Por esas razones, suponía que su existencia databa del tiempo de los primeros habitantes de Cuba.

En medio del patio, tapado con unos pedazos de cinc, estaba el molino. Dos grandes piedras, planas y redondas, con un hueco en el centro para echar los granos. La única diferencia –según José- con el original es el soporte de hierro entre las dos piedras, que anteriormente estaba hecho de una madera dura, al igual que la caja en que está empotrado.

Para accionarlo se coloca un palo largo en un pequeño orificio de la piedra superior y se le da vueltas. Si se quiere que el producto salga más fino se echa mayor cantidad de granos, y si se quiere más grueso, se echa menos. 

Posible origen

Intrigada por la procedencia del raro utensilio, después de regresar a mi casa hice una búsqueda en Internet, para comprobar si los aborígenes cubanos fabricaron algún instrumento similar.

Mi indagación, por el contrario, me llevó al otro lado del mar. En Grecia, aproximadamente en el año 500 A.N.E., se superpusieron dos piedras planas y redondas que echas girar por medio de un asa trituraban los granos. Desde ese entonces el movimiento circular se ha aprovechado para moler con eficiencia los cereales.

En la región española de Asturias, el molino de piedras circulares apareció por primera vez durante el período de la dominación romana. Su funcionamiento consistía simplemente en hacer girar la piedra superior sobre la inferior, accionándola manualmente con una palanca dispuesta de forma lateral.

Todo esto me hace suponer que el molino de piedra que vi en Arroyo Blanco perteneció a nuestros colonizadores europeos. Probablemente, fue traído a Cuba por el bisabuelo de José, de origen isleño, o quizás por el padre de aquel.

A pesar de la incógnita sobre el origen y antigüedad, lo cierto es que el molino sigue siendo útil a sus dueños y a los vecinos.

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