Después de conocer los estragos causados por el paso del huracán Sandy por la costa oeste de Estados Unidos (55 muertos, más de 6 millones de personas sin luz y nadie sabe a ciencia cierta cuántos miles de millones en pérdidas materiales) he revisado el blog de la bloguera mercenaria cubana Yoani Sánchez, en busca de alguna “solidaria” propuesta suya al gobierno que le paga por dedicarse a fungir como punta de lanza de la campaña mediática contra Cuba.
Ni una sola palabra ha dicho
la corresponsal ilegal de El País en La Habana sobre el tema, por lo que su bitácora
personal, como a ella le gusta llamarla, permanece detenida aún en las siete
ridículas propuestas que Yoani le hace al gobierno de Cuba tras el paso de
Sandy y que, en síntesis, no pretenden otra cosa que lograr el fin de ese medio
genocida que es el bloqueo impuesto desde hace 50 años por los Estados Unidos a
Cuba.
Según Yoani este es el momento en que el gobierno cubano debería eliminar los aranceles y dar luz verde a la ayuda “solidaria” procedente de las arcas del gobierno de Estados Unidos que, usando como tapadera los lazos familiares de Miami, llegaría para salvar a los infelices cubanos residentes en esa “zona ya afectada de antemano por las carencias materiales”.
En fin, que la mercenaria
propone que se reciba como salvadores a aquellos que durante medio siglo han
hecho todo lo posible por “recrudecer el colapso económico y los
problemas sociales” no solo de esa región del país, sino de la nación toda.
Si la bloguera mercenaria en
realidad deseara ayudar a los damnificados del oriente cubano por el paso del
huracán Sandy, en vez de al gobierno de Cuba, debía hacerle una sola propuesta
al gobierno que le paga como vocera de la subversión en la Isla:
-Que deje de chantajear al
pueblo de Cuba con su bloqueo genocida.
Con esa propuesta, cumplida
por sus mentores, sin dudas venideros huracanes, que según pronostican los
expertos serán más intensos en este siglo, serían muchos menos dañinos para sus
coterráneos.
De
paso le hago una propuesta a Yoani. En caso de que se embullara a mostrar su
“solidaridad” con el pueblo de la costa Este de Estados Unidos, que no olvide
que los millones que le paga la
USAID, en Cuba, a los vividores y traidores como ella, salen
del bolsillo del contribuyente norteamericano.
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