El reciente viaje de una decena de periodistas cubanos a un taller en Alemania ha provocado una extensa polémica tanto en la comunidad bloguera cubana, como en las redes sociales; después que Justo Cruz -residente en ese país- denunciara las verdaderas intenciones de los organizadores en los posts “Periodismo de Barrio”: Una idea muy buena y fructífera, a primera vista y Con poco dinero, lograr mucho”, el plan del diario Taz para Cuba.
He seguido atentamente el debate, y he reblogueado algunas de las publicaciones; por eso quiero recomendar la Carta abierta a Fernando Ravsberg. Por Justo Cruz, publicada por Iroel Sánchez en La Pupila Insomne.
Justo desmiente categóricamente en su texto las acusaciones lanzadas contra él, y también contra Iroel, por desenmascarar a los verdaderos organizadores del proyecto alemán y hacer uso de su derecho a opinar sobre un tema sobre el cual demuestra pleno conocimiento.
Con gallardía y verbo ardiente, el también coordinador del proyecto solidario "Cuba Sí" le pone los puntos sobre las íes a Ravsberg, quien se refirió a él de manera bastante ofensiva, en el post Transparentemos la blogosfera.
Me asombra, por turbia, la transparencia de Ravsberg. Él es especialista en decir verdades a medias, edulcorar o satanizar realidades a conveniencia, y hacer ver lo bueno como malo y viceversa. Es admirable su depurada técnica y su uso de los recursos periodísticos y léxicos; pero no se puede predicar moral en calzoncillos. Es un ingenuo el que crea que Ravsberg vive en Cuba porque ama este país, y un tonto de marras el que piense que lo defiende.
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