Intervención
de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado
y de Ministros de Cuba, en la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos
y Caribeños (CELAC), en Quito, Ecuador, el 27 de enero de 2016.
Estimado
Presidente Rafael Correa;
Jefas y Jefes
de Estado y de Gobierno;
Jefes de
delegaciones e invitados:
Hace poco
más de cuatro años, cuando Nuestra América rememoraba el bicentenario de las
luchas por su independencia, se unían por primera vez, bajo un propósito común,
los 33 Estados de la región.
Desde
entonces se ha confirmado, como dijera el Presidente Raúl Castro Ruz en su
discurso del pasado 29 de diciembre ante la
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba, que “resulta
esencial defender la unidad de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC) como mecanismo indispensable, legítimo, unitario y diverso de
concertación política e integración…”.
Señor
Presidente:
En estos
años se han multiplicado los desafíos y peligros para la América Latina y el
Caribe derivados de una situación política y económica internacional cada vez
más compleja e inestable. De ahí que actuar unidos y cohesionados, respetando
nuestra diversidad y nuestras diferencias, constituya una necesidad ineludible.
Para ello,
la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, suscrita
solemnemente en La Habana el 29 de enero de 2014, nos compromete a
respetar el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político,
económico, social y cultural; a solucionar pacíficamente nuestras diferencias,
y a no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de otros
Estados.
América
Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del planeta en la
distribución de la riqueza. Las estadísticas actuales, a pesar de los conceptos
cuestionables en que se basan, muestran que 397 millones de nuestros
habitantes, un 63%, están sumidos en una condición de vulnerabilidad y pobreza,
cifra que podría aumentar ante las adversas condiciones económicas
internacionales.
Que un
solo latinoamericano y caribeño pase hambre o no sepa leer y escribir, o esté
sumido en la pobreza es un problema de todos, que debemos resolver de conjunto.
Que en la
América Latina y el Caribe proliferen las diferencias y no seamos capaces de
solucionarlas por la vía del diálogo; o seamos intolerantes ante la diversidad
de sistemas políticos, económicos y sociales; o indiferentes ante las
dificultades muy particulares de los pequeños países insulares de nuestra
región es también un problema a resolver entre todos.
Cuba cree
en la cooperación, la solidaridad y la necesidad de la acción colectiva sin
egoísmos ni intransigencias. Tenemos en la CELAC los principios y mecanismos
para lograrlo.
Poseemos,
en el acervo de esta Comunidad, los instrumentos para definir posiciones comunes
en las relaciones extrarregionales, en cumplimiento del postulado de la
Proclama que insta a todos los Estados a respetarla plenamente en sus
relaciones con nuestros países.
En este
espíritu, agradecemos profundamente la solidaridad de nuestros hermanos de la
América Latina y el Caribe ante el reclamo de que se ponga fin al bloqueo
económico, comercial y financiero contra Cuba por parte del gobierno de los Estados
Unidos, que se mantiene intacto a pesar del restablecimiento de relaciones
diplomáticas entre ambos países; el respaldo para que el territorio que
ilegalmente ocupa la base naval de Estados Unidos en la provincia cubana de
Guantánamo desde hace más de un siglo sea devuelto a nuestro pueblo, y el apoyo
para que la migración de nuestra región sea legal, ordenada, segura y se ponga
fin a políticas como la de pies secos-pies mojados que afectan los derechos
humanos de los migrantes y crean innumerables dificultades a países de nuestra
región, en particular los países de tránsito.
En igual
sentido de solidaridad, reiteramos nuestro más sólido apoyo a la República
Bolivariana de Venezuela, víctima de una complicada situación económica
internacional, agravada por una prolongada guerra económica, mediática y
psicológica, y numerosas acciones desestabilizadoras alentadas y apoyadas desde
el exterior. Reclamamos la derogación de la Orden Ejecutiva del presidente
Obama, que declara a Venezuela una amenaza a la seguridad nacional de Estados
Unidos, y la eliminación de las sanciones que ha aplicado sobre esta base a
ciudadanos venezolanos. Reiteramos que
el gobierno y pueblo venezolanos merecen la más amplia solidaridad regional e
internacional.
Apreciamos
los avances alcanzados en los diálogos de paz entre el gobierno de Colombia y
las FARC-EP, que están más cerca que nunca de poner fin al conflicto que ha
desangrado a esa nación durante más de medio siglo. Cuba, como garante y sede,
seguirá contribuyendo con su labor imparcial.
Permanece
invariable nuestro respaldo al pueblo de Puerto Rico en la búsqueda de la
autodeterminación e independencia, como ha reiterado la CELAC.
Apoyamos
los esfuerzos de la República Argentina para recuperar los territorios de las islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, legítimamente argentinos.
Continuamos
junto a la República del Ecuador en sus reclamos a las empresas transnacionales
que se niegan a reconocer y reparar los graves daños ecológicos en la Amazonía,
y al gobierno de la Revolución Ciudadana ante los intentos desestabilizadores.
Extendemos
también a la presidenta Dilma Rousseff y al hermano pueblo brasileño nuestra
solidaridad y apoyo en la batalla que libran para defender las conquistas
sociales y políticas de los últimos 13 años.
Nos
solidarizamos con los países del Caribe en sus ingentes esfuerzos para
enfrentar los efectos del cambio climático; rechazamos las injustas políticas
de las instituciones financieras internacionales que les impiden el acceso a
los recursos financieros en razón de su Producto Interno Bruto y apoyamos sus
reclamos de reparaciones por los daños de la esclavitud y el colonialismo.
Estimado
Presidente:
Mañana 28
de enero se conmemora el 163 aniversario del natalicio del Héroe Nacional de
Cuba, José Martí, autor del ensayo político “Nuestra América”, que constituye
un aporte fundamental al ideario de unidad continental, anticolonial y
antimperialista de nuestros pueblos. Con
su capacidad de previsión Martí nos llamó a injertar el mundo en nuestras
repúblicas, pero señaló que el tronco tenía que ser el de nuestras repúblicas.
Esta noche
los jóvenes cubanos, en homenaje a Martí, desfilarán con sus antorchas en alto
desde la Universidad de La Habana hasta el lugar donde sufrió presidio y realizó
trabajo forzado; es una tradición de 63 años, a la que se unieron varios de
nuestros Jefes de Estado y Gobierno en ocasión de la Segunda Cumbre de la
CELAC, celebrada en La Habana hace dos años.
Permítame,
para finalizar, felicitar a la República del Ecuador y a su presidente Rafael
Correa por la labor desempeñada al frente de la CELAC y agradecer al pueblo
ecuatoriano por habernos acogido tan cálidamente en su tierra.
Comprometemos
nuestro apoyo a la República Dominicana y al presidente Danilo Medina en su gestión durante el
período que ahora comienza al frente de la Presidencia Pro-Témpore de la CELAC.
Muchas
gracias (Aplausos).
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