A veces los periodistas disfrutan del raro privilegio de
estar en un lugar ante un suceso que puede marcar sus vidas y hasta el
ejercicio profesional.
El periódico Vanguardia de Santa Clara me encomendó reseñar
lo que debió ser una de las últimas conferencias del doctor Gaspar Jorge García
Galló, cuando daba mis primeros pasos hacia el periodismo. No era gratuito que
las comparecencias del profesor en la Escuela Normal o de Comercio estuvieran
abarrotadas de estudiantes, o que los sindicalistas, especialmente nuestros
ilustrados obreros del tabaco, disfrutaran de la facundia y sabiduría del
irreductible comunista. En esa oportunidad García Gallo hizo cuatro preguntas:
¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos? ¿A dónde vamos? y ¿Cómo vamos?, imprescindibles
para la teoría y la acción.
Las interrogantes una vez más están disponibles para
cualquier análisis serio de la nación cubana. Todas son legítimas a la luz de
la polémica desatada respecto al laboratorio de ideas Cuba Posible, un “think
tank”, que debo señalar resultó sugerente, con la ilusión de verlo aplatanado
para perfeccionar el socialismo cubano, con su propuesta de diálogo, debate,
consensos, empoderamiento, más democracia, etc.
Sin embargo, el extraño silencio mediático al respecto de
una controversia que en otro momento habría saltado de la blogosfera a los
diarios corporativos, quedó pautada por la banalización que hiciera El Miami
Herald, cuyo título ya es un mensaje inequívoco, que el lector puede
decodificar por qué y para quién: “Desde Miami: Iroel Sánchez y su refriega con
Cuba Posible”. [1]
El frustrado Premio Juan Rulfo Jorge Dávila Miguel, lo hizo
bien para los propósitos de no ir a lo sustantivo. Echa mano a la guasanga,
banaliza, personaliza: manipulación
sutil. ¡Cuidadito, “la sangre ideológica” es una “refriega” de Sánchez!, porque
este, se lleva “la palma de las insinuaciones político criminosas”, mientras
“la palma de los insultos personales se la lleva Veiga” (Roberto Veiga González
el director de Cuba Posible).
Pero, es llamativa la reacción de Veiga, que no encaja en el
guía de un laboratorio de ideas que ha de suponerse capaz de polemizar con la
argumentación y con el análisis profundo, que puede ser, entre otros, ese ¿cómo
vamos? en cual centro mi análisis, tan
importante para la teoría como para el periodismo auténtico. Por supuesto, el
calado rebasa un artículo.
En el ardor de la discusión, el Director pateó la
cristalería del laboratorio. Veiga escala la “transición suave”, con todas sus
implicaciones, y pasa a que, la lucha política se intensificará progresivamente
y que será violenta como resultado
de la desmesurada competencia por
“imponer una u otra idea y propuesta de país” y
marcada por la deslealtad que engendra la frustración, la desconfianza,
la rivalidad y el rencor, según su artículo, junto a Leinier González Mederos,
entendible como una declaración de propósitos, “La batalla final por el futuro
de Cuba ha comenzado”. [2]
En todo caso para patear más la cristalería del laboratorio,
si admitimos la libertad de opinar, tanto la tiene Iroel Sánchez [3], gústese o
no, como Roberto Veiga, quien desacredita su inteligencia académica cuando
remeda las ínfulas del monarca aquel de “¿Por qué no te callas?”
En su arranque Veiga, guapería aparte, deja para otros una
pregunta válida a estas alturas de la meteórica carrera de su think tank:
“¿cuáles ideas y posiciones son de izquierda y cuáles de derecha?... del mismo
modo, reitero que no pretendo ser un opositor político, ni deseo convertir a
Cuba Posible en un partido político (sin embargo, aseguro que si en algún
momento lo estimara pertinente me opusiera a cualquier gobierno e integrara el
partido político que estime oportuno –siempre, sin comprometer a Cuba Posible y
a sus colaboradores-, aunque ello fuera ilegal y me trajera graves
consecuencias).”
La única vía revolucionaria es una construcción socialista,
no capitalista, ese es el cómo, complemento imprescindible que falta a la
declaración, que no pretendo calificar, pero que sí debiera responder un
laboratorio de ideas realmente patriótico: “El único camino certero sería la
evolución del modelo, por medio de un proceso que no admita rupturas, pero que
se empeñe en el completamiento de la República nueva, signada por la soberanía
nacional y ciudadana, el crecimiento de la economía y la cultura, y el
desarrollo de la justicia social y la democratización política.”
Y, ¿cómo será esa República nueva de Cuba Posible con esas
raras elucubraciones de culpar de los males a la Revolución y atenuar las
agresiones que convirtieron a la nación en una “plaza sitiada” con sus
ineludibles contradicciones, a veces hasta kafkianas, para implorar una
civilidad, casi siempre, en abstracto? ¿Será que el partido político que Veiga
“estime” no va a ser socialista y menos comunista?
La Cuba Posible “de Veiga” no quiere entrar en esas
honduras, pero pistas hay aunque acudan a subterfugios y salgan con acusaciones
a quien las muestre.
Por respeto y sentido común el director del laboratorio,
puede recibir financiamiento de quien desee sin poder igualarse al mandato
legítimo del gobierno, o tener las amistades que mejor guste, pero al tratarse
de un vínculo de instituciones, entonces su neutralidad queda comprometida, lo
cual sí importa, e importa mucho cuando estamos enfrente de un proyecto que se
atribuye, diciendo lo contrario, la verdad última e inobjetable.
No es viable como buen consejero para Cuba, y es un hecho
demostrable, que un Francis Fukuyama, el excelso neoliberal que felicitaba la
campaña en redes sociales de su discípulo argentino Mauricio Macri, o el
Presidente de Diálogo Interamericano, Michael Shifter, cuya ejecutoria habla
por sí misma, entre otros con quienes comparte Veiga labores en Diálogo
Interamericano, el “think tank” de derecha activa y actuante, a pesar de las
declaraciones a favor de la normalización de relaciones Cuba-USA. De
argumentarse lo contrario, alguien estaría pasando gato por liebre.
Incluso, su amigo, Carlos Saladrigas, tampoco vale de socio,
hablando de entidades, con esa “Casa
Cuba” cuando el empresario, pasa por alto el sufrimiento de los cubanos todos y
considera que “la confrontación y el embargo han sido extremadamente útiles
para el gobierno cubano” y “ha ayudado al régimen cubano a obtener una
legitimidad, que no ha podido obtener por otras formas”, algo que ni siquiera
merece comentario a menos que alguien pretenda justificar el bloqueo, que como
se ve llama embargo.[4]
De modo, que con lo dicho es suficiente para darnos cuenta
de que hay ruido comunicativo con el laboratorio de ideas Cuba Posible, sin que
ello incluya a todos sus integrantes.
Asimismo, se puede discrepar con que se dé “un corrimiento
al centro”. En todo caso, el centro suele ser una posición incómoda por la puya
en que se asienta, y más bien, como no hay respuesta al cómo vamos a la Cuba
del futuro próximo y lejano, se trata nada más y nada menos que de la derecha
pura, dura y taimada.
La República de Cuba no puede volver al pasado capitalista
que impuso a su antojo imperial Estados Unidos cuando intervino en la guerra de
los cubanos contra el colonialismo de España, y aupó corrupción y tiranía.
Ni Cuba debe ir a un futuro neoliberal auspiciado por el
“soft power” al cual la Cuba Posible “de Veiga” le haría un buen servicio, si
no demuestra lo contrario. Creo que está obligado a hacerlo por simple respeto
ciudadano e intelectual.
Notas
[1]
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article75796497.html
[2]
http://cubaposible.net/articulos/no-dejemos-que-arruinen-los-suenos-las-ilusiones-y-la-confianza-en-nosotros-mismos-2-aa6-5-3-7-5
[3] https://lapupilainsomne.wordpress.com/2016/04/29/el-corrimiento-al-centro-again-por-iroel-sanchez/
[4] http://www.contrainjerencia.com/?p=111069
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