Con su paradigmática y sabrosa escritura Gabriel García
Márquéz, contó de la epopeya cubana en Angola, bajo el nombre cifrado de
"Operación Carlota", en honor de la heroica esclava, presumiblemente
traída a Cuba desde aquella tierra africana, de origen Lucumí, que se sublevó
el 5 de noviembre de 1843 junto con muchos otros esclavos en el ingenio
matancero de Triunvirato. El Nobel colombiano dio una pincelada del ambiente
cubano de los años de la década de 1980:
"Se sabe de un
ingeniero calificado que se hizo pasar por chofer de camión, de un alto
funcionario que logró pasar como mecánico, de una mujer que estuvo a punto de
ser admitida como soldado raso. Se sabe de un muchacho que se fue sin permiso
de su padre, y que más tarde se encontró con él en Angola, porque también su
padre se había ido a escondidas de la familia. En cambio, un sargento de 20
años no consiguió que lo mandaran por ningún medio, y sin embargo tuvo que
soportar con el machismo herido, que mandaran a su madre, que es periodista, y
a su novia, que es médico. Algunos delincuentes comunes, desde la cárcel,
pidieron ser admitidos, pero ninguno de esos casos fue contemplado. [1]
¿Casualidad?
La Operación comenzó oficialmente el 4 de noviembre de 1975,
con el antecedente, en 1965, cuando el Che Guevara avizoró "la necesidad
de brindar su aporte solidario e impedir la recolonización de Zaire y
contribuir a la lucha armada de los pueblos de las colonias portuguesas, como
punto de partida para el gran y definitivo combate: la liberación del pueblo
sudafricano del yugo ignominioso del apartheid y la independencia de Namibia
ocupada también por los racistas blancos de Pretoria", escribió Jorge
Risquet. [2]
El 26 de julio de 1991, en discurso en Matanzas, Nelson
Mandela afirmó:
"El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón
de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una
contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no
tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan."
[3]
Dieciséis años duró la gesta cubana junto al pueblo
angolano. Alrededor de 300 mil cubanos participaron en la epopeya combativa, y
dos mil perdieron la vida en la contienda. Otros 50 000 colaboradores civiles
también brindaron su aporte solidario.
Cuarenta años después, inequívocamente, la mayoría de
aquellos compatriotas, pueden afirmar, que el internacionalismo de Ernesto
Guevara fue una inspiración. Así también lo es hoy para los miles de
colaboradores de la salud, la educación y otras áreas, que prestan servicios en
los lugares más remotos.
No hay casualidad. Ni Carlota, ni Che, fueron algo aislado,
"un rayo en el desierto" como reza la frase popular, si se observa la
historia de Cuba y lo que como nación venimos siendo y creciendo.
Da fe y enaltece, que mientras aquellos que suelen hacerse
sonar, disparan dardos, denigran u ofenden, con la complicidad de los mass
media, deberán saber que en Cuba, no les será tan fácil la tarea, que realizan
con alevosía.
Con muchos les será imposible, como vemos en el video que
muestro con testimonios -hay más- de villaclareños, esta región de la Isla, que
resguarda los restos del Guerrillero y sus compañeros, llamados por Fidel, el
Destacamento de Refuerzo, en tiempo de Batalla de Ideas.
Nunca fueron derrotados, aún muertos. Siempre habrá en la
tierra cubana quien tome las banderas, porque tampoco hoy, aunque lo crea algún
sesudo al servicio de los laboratorios mediáticos u otros practicantes de las
nuevas conquistas de la mente, archiconocidos, se puede venir de un rayo en el
desierto para defender tanto, como se hace y hará.
Notas
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