La Unión de Periodistas de Cuba nació hace 53 años, y hoy
continúa renaciendo bajo el mismo signo: como resultado de la voluntad de nuestros
periodistas de unirse en defensa de la Revolución, iluminada por el ideario
martiano y fidelista, y leal al Partido Comunista de Cuba.
Tenemos el privilegio histórico de haber compartido nuestra
suerte con Fidel, y de que él, nuestro más emblemático Premio Nacional de
Periodismo, se haya reconocido como uno de nosotros; así como que Raúl haya
sido siempre un activo colaborador de la prensa.
En estos 53 años, hemos sido depositarios del Código de
ética y de los Estatutos de la organización, consecuentes con el principio
fundacional de contribuir a la formación y superación de nuestros profesionales
en claustros y tribunales universitarios. Y como si fuera poco, gestamos el
Instituto Internacional de Periodismo José Martí, como un centro de estudios de
posgrado que irradia destrezas y saberes también al seno del periodismo
latinoamericano y caribeño.
La huella de la Upec transita por generaciones de
periodistas y permanece vívida en las redacciones a lo largo y ancho del país,
promoviendo un mejor y más digno periodismo, y bregando por el derecho
ciudadano a la información.
El IX Congreso de la Upec constituyó un punto de giro
trascendental en la porfía por que nuestro periodismo revolucionario deje atrás
atávicos moldes, y satisfaga la sed de información y de análisis de los
cubanos. Fue un acelerón y un despertar imprescindibles, en correspondencia con
las complejidades que se viven hoy, en medio de los peligros que se corren, a
partir de la guerra mediática de los poderosos medios, enfilada hacia la
subversión interna de procesos populares en América Latina.
Y hacia Cuba, los enemigos de la Revolución nos tratan de
imponer lo que no se permiten ellos mismos en sus respectivos centros de poder:
sembrar en nuestro espacio público, y mediante medios privados, el desmontaje
mediático del mensaje revolucionario. Intentan remover intrusamente nuestras
redacciones, utilizando señuelos con periodistas de los propios medios públicos
de la Revolución.
Con distintas intensidades y signos más directos o
sugerentes, esos medios privados intentan desalentar a nuestros destinatarios,
para alejarlos de la obra de la Revolución con no pocos recursos materiales y
comunicológicos, y fabricando campañas para dar la apariencia de fisuras entre
el Partido y los periodistas cubanos.
La ironía es que en esa labor de zapa han tratado de
aprovechar los honestos y valientes debates profesionales que alienta la Upec,
y manipularlos con sus fines subversivos.
Desde el ideario de Martí y después de Fidel, se nos viene
advirtiendo sobre la necesidad de prepararnos para una guerra de pensamiento, y
de estar informados para no ser confundidos.
Apuestan a la desmovilización interna. A partir del tsunami
de la derecha que vive la región, quieren borrar el ejemplo de Cuba, que no ha
claudicado. Y el acercamiento de Cuba y Estados Unidos, tras décadas de
hostilidad, transita y transitará por caminos difíciles y complejos. Si el
Gobierno de
Estados Unidos reconoció que por más de 50 años el estrangulamiento
feroz no resultó en Cuba, en las condiciones de hoy, más sutiles y complejas,
tenemos que estar alertas y preparados para las batallas de la inteligencia y
los argumentos.
No se trata de esquizofrenia política, es un natural sentido
de dignidad nacional. Los problemas del periodismo cubano los discutimos entre
nosotros mismos. Ningún observador distante y a veces mal intencionado podrá
brindarnos la solución a nuestros problemas, que los conocemos y enfrentamos.
Luchamos a brazo partido venciendo resistencias burocráticas
por un cambio para elevar la eficacia de nuestro periodismo. Porque con un
mejor periodismo sí hacemos más Revolución.
Quien está liderando los cambios en la sociedad cubana, y de
hecho en el periodismo, es el Partido junto al pueblo, y el conjunto de todas
las organizaciones sociales y profesionales. Estamos tensando las fuerzas, los
recursos expresivos y la imaginación creadora, para que nuestro pueblo reciba
la información y el análisis con la calidad y la belleza que reclama.
El periodista cubano puede citar con orgullo a Martí, y
decir: “Odio la pluma que no vale para clavar la verdad en los corazones y
sirve para que los hombres defiendan lo contrario de lo que les manda la
verdadera conciencia, que está en el honor, y nunca fuera de él”.
(Instituto Internacional de Periodismo José Martí)
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