Por Enrique Ubieta Gómez
En mi artículo “El
falso mapa de Ted Henken”, publicado en este blog el 9 de junio de
2011, advertía que existe una manifiesta intención de establecer puentes de
acceso público o de visibilidad para la contrarrevolución cubana, que esta no
puede conseguir por sí misma, al carecer de liderazgos auténticos en la
sociedad. Uno de los medios es la contaminación del espacio crítico
revolucionario.
Anular la diferenciación entre la derecha, asociada a
diferentes formas de implementación del capitalismo (en nuestros días, las
diferencias de políticas económicas entre los Blair y los Cameron en Gran
Bretaña, o entre los Zapatero y los Rajoy en España, son invisibles para los
propios electores de esos países, que castigan a unos y a otros en las
elecciones, sin otra opción posible, según estén estos en el gobierno, cuando
comprueban que se repiten los resultados) y la izquierda.