Hay
quienes están dispuestos a decir con su nombre y sus dos apellidos, con su
dirección y sus ojos, con su cara y su badajo en riesgo: yo apoyo a Fidel, a
Raúl, a la Revolución socialista, soy antimperialista y que salga el sol por
donde salga.
Hay otros que tapan sus infidelidades, mientras escriben crónicas a la libertad, gente que espera a ver que va a pasar, y se hacen con sus discursos bien intencionados, de una puerta trasera para cuando “la revolución se venga abajo”, mientras cobran sus críticas en una moneda tan dura como sus juicios.
Hay otros que tapan sus infidelidades, mientras escriben crónicas a la libertad, gente que espera a ver que va a pasar, y se hacen con sus discursos bien intencionados, de una puerta trasera para cuando “la revolución se venga abajo”, mientras cobran sus críticas en una moneda tan dura como sus juicios.