sábado, 11 de abril de 2015

Fotos y construcciones en Panamá


Por Iroel Sánchez - Reblogueado desde La pupila insomne -

Hoy abren las primeras planas de medios de comunicación de todo el mundo  las fotos más buscadas por los fotorreporteros presentes en la Cumbre de las Américas en Panamá: El saludo entre los presidentes de Cuba y EE.UU., impuesto por la resistencia de la Revolución cubana y el respaldo a su presencia en Panamá por todos los pueblos y gobiernos de América Latina frente a la política de aislamiento impulsada por Washington a lo largo de más de cinco décadas.


Como corresponde, The New York Times da la pauta. Pero Diario de Cuba, el libelo pagado por la National Endownment for Democracy, el mismo que en la desesperación que lo embargaba el 17 de diciembre de 2014 hundió un barco en las costas de Cuba que nunca existió, parece está en otro mundo y construye otra realidad.

La puesta en escena no es solo la migaja que Obama regaló a dos de sus empleados en Cuba, es más amplia y tiene una historia que se omite.

La cuenta un “Comunicado de prensa de la delegación cubana a la Cumbre de los Pueblos” que reproduce el diario Granma

Queremos que la opinión pública internacional conozca una nueva prueba del carácter servil de los mercenarios de origen cubano que fueron acreditados al Foro de la Sociedad Civil de la VII Cumbre de las Américas. Manuel Cuesta Morúa (ver curriculum de Manuel Cuesta Morúa elaborado por el historiador Salim Lamrani), Laritza Diversent y Juan An­tonio Ma­drazo Luna, junto a grupos oposito­res de Ve­ne­zuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Argentina, fueron convocados a un encuentro con el Sub­secretario de Estado Adjunto para la Demo­cracia, los Derechos Humanos y el Trabajo Michael Kosack y el Embajador de Estados Uni­dos en Panamá Jonathan Farrar con el objetivo de transmitirles indicaciones y coordinar acciones sobre cómo debían actuar frente a la legítima representación de la Sociedad Civil cubana en el evento.

Se les orientó que públicamente debían respaldar los cambios hacia Cuba que ha comenza­do a implementar la administración de Barack Obama. Se les indicó que no debían respaldar los plan­teamientos de la extrema derecha de Miami, contraria a la presencia de Cuba en la Cumbre y al proceso de restablecimiento de relaciones entre los dos países. Farrar les ordenó que debían­ intervenir en el evento para reforzar la idea de un supuesto consenso entre las llamadas organizaciones disidentes cubanas e insistió en que debían evitar confrontaciones y lograr una amplia visibilidad mediática que les permitiera legitimarse como “oposición creíble”. 


Farrar y Kosack les advirtieron que de su comportamiento durante la Cumbre dependería que fueran reconocidos como representantes de una futura sociedad civil en una “era post­castro”. Lamentaron que por indiscreción de una joven argentina, participante en el Foro de la Juventud, hubiese trascendido a la prensa el financiamiento que el Departamento de Estado ha destinado a la preparación de la delegación anticubana a la Cumbre. No obstante, les prometieron que el presidente Barack Obama sostendría un intercambio con algunos de ellos al final de su visita a Panamá. Los “elegidos” serían aquellos que cumplieran cabalmente las indicaciones y pudieran causar buena impresión al mandatario estadounidense.

También les explicaron que el mercenario José Daniel Ferrer (ver testimonio gráfico sobre las prácticas esclavistas de José Daniel Ferrer) había recibido instrucciones para realizar provocaciones en Cuba y, a partir de las respuestas de las autoridades, alimentar la campaña de descrédito contra nuestro país.

Tanto Farrar como Kosack fueron jefes de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana y conocen la calaña de estos individuos. El propio Farrar es autor de varios cables revelados por Wikileaks, en los cuales se demuestra la valoración negativa que tienen de estos mercenarios sus propios amos. 


Solicitamos a los participantes en la Cumbre de los Pueblos que difundan esta denuncia a través de todos los medios a su alcance.

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