En otra muestra de su ineptitud política y de su proyección neofascista el recién electo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, arremetió el pasado sábado de forma irrespetuosa y ofensiva contra el pueblo de Cuba.
En un comunicado hecho público pocas horas después del
deceso del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, el presidente más
impopular jamás electo en Estados Unidos afirmó que:
"Hoy, el mundo
marca el fallecimiento de un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo por
cerca de seis décadas. El legado de Fidel Castro es uno de escuadrones de
fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los
derechos humanos fundamentales.
“Mientras Cuba sigue siendo una isla totalitaria, es mi
deseo que este día signifique alejarse de los horrores que han durado
demasiado, e ir hacia un futuro en el que el maravilloso pueblo cubano
finalmente viva en la libertad que tanto merece.
“Aunque las tragedias, muertes y dolor causados por Fidel
Castro no puedan ser borrados, nuestro gobierno hará todo lo posible porque el
pueblo cubano pueda finalmente iniciar su viaje hacia la prosperidad y la
libertad".
El irrespetuoso mensaje de Trump contrasta con las
declaraciones de decenas de dirigentes políticos y figuras mundiales,
incluyendo las del presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, quien
resaltó las emociones poderosas que provocó el compañero Fidel a lo largo de su
vida, cómo impactó la Revolución en la vida de los cubanos y expresó sus
condolencias a la familia del líder cubano.
La última bravuconada de Trump, en cambio, estuvo a tono con
la inmoral fiesta para celebrar "por la muerte de Fidel" que cientos
de cubanos protagonizaron, en la
madrugada del sábado, frente al restaurante Versailles de Miami, donde
brindaron con champan y gritaron ofensas contra la memoria del recién fallecido
líder cubano.
Como señaló Trump en su comunicado: "Me uno a los
cubanoestadounidenses que me respaldaron durante la campaña presidencial, incluyendo
la Asociación de Veteranos Brigada 2506 que me dio su apoyo, con la esperanza
de que un día pronto veamos una Cuba libre".
Por lo visto el nuevo presidente quien perdió por sus
pronunciamientos contra los inmigrantes y las mujeres la elección popular
frente a la candidata demócrata Hillary Clinton, nada menos que por una
diferencia de dos millones de votos, parece dispuesto a repetir el error de
aquellas administraciones norteamericanas que optaron por beneficiar a un grupo
de mafiosos herederos de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista en
detrimento de los derechos humanos, no solo de la inmensa mayoría del pueblo de
Cuba, sino también de los propios ciudadanos estadounidenses.
Durante su visita electorera a la brigada 2506 alguien debió
decirle al próximo mandatario como un grupúsculo de mafiosos anticubanos
embarcó con sus mentiras a la administración Kennedy en la fallida invasión de
Bahía de Cochinos, la primera gran derrota del imperialismo en América.
Los batistianos, que después de asesinar a 20 mil jóvenes
cubanos, y que tras el triunfo de la revolución encontraron asilo seguro en los
Estados Unidos, lograron entonces convencer al gobierno de turno de que cuando
los miembros de la invasora brigada 2506 desembarcaran en la Ciénaga de Zapata
el "oprimido" pueblo de Cuba se lanzaría a las calles en su apoyo.
Como se sabe ocurrió todo lo contrario, el pueblo de Cuba
salió a las calles en masa pero para seguir a su líder Fidel Castro a defender
a la recién proclamada primera Revolución Socialista en América a solo 90
millas del imperio. La invasión de los electores de Trump duró solo 72 horas.
Si a partir de este lunes el nuevo presidente no está muy
ocupado con el reality show de elegir su gabinete o en acariciar a alguna que
otra modelo deslumbrada por su dinero, podrá conocer al verdadero pueblo libre
de Cuba cuando salga de nuevo a las calles a rendirle tributo póstumo al más
grande cubano del siglo XX.
Será sin dudas otra oportunidad para Donald Trump de elegir
entre la verdad y la mentira, entre los vencedores o los derrotados.
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