Estimados Jefes de Estado y de Gobierno;
Señores Jefes de Delegaciones;
Destacadas personalidades;
Amigos todos;
Querido pueblo de Cuba (Aplausos):
Aunque me corresponderá pronunciar el discurso final el
próximo 3 de diciembre, cuando nos reunamos en la Plaza de la Revolución
Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, deseo manifestar ahora, en nombre de
nuestro pueblo, Partido y Gobierno, así como de la familia, sincera gratitud
por su presencia en este acto (Aplausos), por las emocionantes palabras que
aquí se han expresado y también por las extraordinarias e innumerables muestras
de solidaridad, afecto y respeto recibidas de todo el planeta en esta hora de
dolor y de compromiso.
Fidel consagró
toda su vida a la solidaridad y encabezó una Revolución socialista “de los
humildes, por los humildes y para los humildes” que se convirtió en un símbolo
de la lucha anticolonialista, antiapartheid y antimperialista, por la
emancipación y la dignidad de los pueblos.
Sus vibrantes
palabras resuenan hoy en esta Plaza, como en la Concentración Campesina del 26
de julio de 1959 en apoyo a la Reforma Agraria, que fue como cruzar el Rubicón
y desató la condena a muerte de la Revolución. Aquí Fidel ratificó que “la
Reforma Agraria va”. Y la hicimos. Hoy, 57 años después, estamos honrando a
quien la concibió y encabezó.
En este lugar,
votamos junto a él la Primera y la Segunda Declaración de La Habana de 1960 y
1962, respectivamente (Aplausos). Frente a las agresiones apoyadas por la
Organización de Estados Americanos (OEA) Fidel proclamó que “detrás de la
Patria, detrás de la bandera libre, detrás de la Revolución redentora... hay un
pueblo digno” dispuesto a defender su independencia y “el común destino de
América Latina liberada”.
Estaba junto a
Fidel en el edificio que ocupa hoy el MINFAR, o sea, Ministerio de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias, cuando escuchamos la explosión del barco francés La
Coubre, que traía las primeras y únicas armas que pudimos comprar en Europa, y
partimos al muelle, porque ya sabíamos que solo esa explosión podía originarse
en el barco que estaba descargando esas armas, para socorrer a las víctimas,
cuando minutos después de nuestra llegada se produjo, como trampa mortal, una
segunda explosión. Entre ambas causaron 101 muertos y numerosos heridos.
Aquí, con él,
se hizo la Declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo en
diciembre de 1961 (Aplausos), al terminar la Campaña de Alfabetización
protagonizada por más de 250 000 maestros y estudiantes que no se detuvo,
mientras ese mismo año los veteranos del Ejército Rebelde y las nacientes
Milicias Nacionales Revolucionarias combatían a los mercenarios en Playa Girón
y en las zonas montañosas contra las bandas armadas infiltradas desde el
exterior que, entre otras muchas y múltiples fechorías, asesinaron a 10 jóvenes
alfabetizadores. Se venció en Girón y se cumplió al mismo tiempo con la
alfabetización de todo el país (Aplausos), para consagrar, como dijo entonces
Fidel, que “los jóvenes tienen el porvenir en sus manos” (Aplausos).
Con profunda
emoción aquí mismo escuchamos al Comandante en Jefe en esta Plaza, en la Velada
Solemne de octubre de 1967, para rendir tributo al inolvidable Comandante Che
Guevara y regresamos a ella, 30 años después, durante la etapa más dura del
Período Especial, para comprometernos ante sus restos a que seguiríamos su
ejemplo inmortal.
Estremecidos e
indignados, asistimos a la Despedida de Duelo de las 73 personas asesinadas por
el terrorismo de Estado en la voladura del avión de Cubana de Aviación en
Barbados, entre ellas los jóvenes ganadores de todas las medallas de oro en el
cuarto Campeonato Centroamericano y del Caribe de Esgrima. En esa ocasión
repetimos con él que “cuando un pueblo enérgico y viril llora”, (Exclamaciones
de: “¡La injusticia tiembla!”), exactamente, “¡la injusticia tiembla!”
(Aplausos.)
Es esta la
Plaza de importantes marchas del Primero de Mayo de la capital; en 1996 contra
el bloqueo y la Ley Helms-Burton, que aún se mantienen; del enorme Desfile de
1999 y de la Tribuna Abierta de la Juventud, los Estudiantes y los Trabajadores
del 2000, donde Fidel expuso su concepto de Revolución, que en estos días
millones de cubanos hacen suyo con su firma, en un acto de voluntad sagrado
(Aplausos).
Es este el
lugar a donde hemos acudido para respaldar los acuerdos de nuestros Congresos
del Partido Comunista de Cuba.
En ese mismo
espíritu ha venido en estos días el pueblo, con una gran participación de los
jóvenes, a rendir emocionado tributo y a jurar lealtad a las ideas y a la obra
del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana (Aplausos).
Querido Fidel:
Junto al
Monumento a José Martí, héroe nacional y autor intelectual del asalto al
Cuartel Moncada, donde nos hemos reunido durante más de medio siglo, en
momentos de extraordinario dolor, o para honrar a nuestros mártires, proclamar
nuestros ideales, reverenciar nuestros símbolos y consultar al pueblo
trascendentales decisiones; precisamente aquí, donde conmemoramos nuestras
victorias, te decimos junto a nuestro abnegado, combativo y heroico pueblo:
¡Hasta la victoria siempre! (Exclamaciones de: “¡Siempre!” y Aplausos)
(Exclaman consignas de: “¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl!”.)
Tomado de Granma
No hay comentarios:
Publicar un comentario